Ordeño al Son del Jején
Con la desintegración de los tres CAI Azucareros de Yaguajay surge la Empresa Agropecuaria Obdulio Morales y donde hubo caña nació la vaquería Caguanes II. El joven de 22 años va solo en su volanta al trote del caballo. Todos los días, a las dos de la madrugada sale de su hogar, en las afueras de Mayajigua y enrumba hacia la Vaquería Caguanes II. En los seis kilómetros de recorrido Carlos Manuel Chinea tararea las melodías de las mismas canciones para espantar a Morfeo.“Quizá por mi experiencia como vaquero del autoconsumo me propusieron para jefe de esta unidad, que ayudamos a construir nosotros mismos. Yo me encargué de buscar a los otros compañeros. -¿Amigos suyos?- ¡No!, yo no los elegí sólo por afinidad, es que el vaquero debe reunir ciertos requisitos. Lo primero es que le guste trabajar con el ganado, después, que aguante las madrugadas todos los días, porque llueva o truene diariamente hay que empezar a ordeñar a las 3:00 a.m…“La otra cosa es que si el hombre tuvo un problema en su casa no puede desquitárselo con el animal. A la vaca hay que tratarla con cariño, como su fuera un familiar muy querido, porque de lo contrario te esconde la leche. Fíjate si es así que tú llamas a cada vaca por su nombre y te responde con un mugido y viene sola para el área de ordeño. En eso yo no me quejo de Miguel, Yoanny y Yosmany, porque somos como una pequeña familia”.
DIALOGO EN PLENA FAENA
Llegamos a la unidad casi al filo del medio día. Los muchachos se disponían a apartar los terneros y el diálogo estuvo matizado por el quehacer escalonado de los cuatro hombres, porque después de entregar la leche al carro al amanecer, se enfrascan en la limpieza de la vaquería, una pequeña nave construida con materiales de desecho de las industrias y vías férreas desactivadas. Unos trozos de palma, abiertos en dos mitades, también les ocupan parte del tiempo por estos días. Con ellos elaboran los comederos de los animales. A un costado el tanque y el molino de viento en espera de su montaje, completarán la nueva vaquería, inconclusa aún pero en explotación, según precisó Miguel García.Este veterano de 46 años de edad, no olvida las lides azucareras como obrero del centro de acopio; sin embargo, aprendió este oficio desde los 12 años. “Entre los cuatro ordeñamos 60 vacas y obtenemos un promedio diario de 4,4 litros por animal, con destino a la industria”, explica. ¿Y el salario?, le pregunto. “Bueno, eso no tiene límites. El mes pasado promediamos a 804 pesos entre el anticipo y la estimulación, porque estamos vinculados a los resultados finales de la producción. Ahora con los nuevos precios de la leche y la carne en pie, debe aumentar”, responde.
HOMBRES PROBADOS POR EL FUEGO
“Estos suelos son muy bajos. Cuando llueve se encharca el agua por todas partes. Pero lo peor aquí es el jején. Cuando el tiempo está en calma aparece un enjambre de esos bichitos y te dan un cierre que te hierve la sangre”, señala Yosmany Hurtado, un antiguo boyero dedicado al aporque de caña y otras labores agrícolas.Mientras revisa la salud de un ternero, Yoanny Rodríguez, de reciente ingreso al colectivo, plantea la necesidad de capas de agua, “…porque no resulta nada fácil mojarte y después pasarte el resto del día trabajando, con la ropa empapada que te cala hasta los huesos”.Hombres y mujeres fogueados en las zafras azucareras o en la producción cañera enrumban su destino por nuevos derroteros. Una parte de ellos se desenvuelven hoy con decoro en el nuevo oficio de ordeñadores y han sido capacitados en la atención a la ganadería vacuna, bufalina y ovino-caprina. La nueva empresa agropecuaria, desde su nacimiento, aplica la diversificación de la producción, lo que ha hecho posible obtener rentabilidad en estas unidades, que se rigen por el principio de la eficiencia para que haya leche no se puede descuidar la salud animal.
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