Isabel mi delegada
Activa y afable, como es, Isabel Castillo, la delegada de mi Circunscripción a la Asamblea Municipal del Poder Popular en Sancti Spíritus en nada se parece al alcalde del barrio en que nací, en la etapa capitalista de mi pequeña isla caribeña.Amén del sexo que los diferencia, aquél nunca pasó de ofrecimientos politiqueros cuando se acercaban las elecciones, para mantenerse en un puesto que le reportaba un buen salario por el ejercicio profesional en la alcaldía y las otras cosas que se pegaban en aquel sistema, que yo viví.Por ello valoro altamente las virtudes de esta mujer que es ama de casa, madre de una hija que estudia el bachillerato en una moderna escuela en el campo construida por la Revolución cubana, es la Delegada del Bloque de la Federación de Mujeres Cubanas (ONG) en la comunidad donde reside y secretaria general de esa organización en el municipio promovida recientemente, pues durante varios años se desempeñó como Metodóloga-inspectora de Educación media superior en el municipio y, como si fuera poco, impartía clases en un preuniversitario, porque ella no cobra un centavo por su labor de gobierno.En los últimos tiempos se le ve en el barrio con mucha frecuencia, organizando y supervisando personalmente el cambio de refrigeradores, ventiladores y los efectos electrodomésticos de cada familia que, como parte de la Revolución Energética impulsada por el líder del pueblo cubano Fidel Castro Ruz, se lleva a cabo en todo el país y que, sin concluir aún, ya aporta un considerable ahorro de electricidad, tarea que tiene el apoyo de las organizaciones de masas y los vecinos de cada localidad.Pero, pese a las múltiples ocupaciones que la obligan a planificar muy bien las horas, minutos y segundos de cada día, Isabel rompe los esquemas y le concede el despacho semanal a los electores que por alguna razón necesitan contactar con ella para plantearle inquietudes o necesidades de cualquier índole, ya sean relacionadas con deficiencias en alguno de los servicios que las entidades estatales le prestan a la población, o requerimientos de apoyo para reparar la vivienda. En unos casos orienta los trámites que cada ciudadano debe realizar en las instancias administrativas y en otros, como está normado por el Reglamento de las Asambleas Municipales del Poder Popular, tramita sistemáticamente con los organismos correspondientes, la solución de los problemas que sus electores le exponen en el despacho que realiza muchas veces en plena vía pública, donde la interpelan, o en las asambleas de rendición de cuenta a sus electores que desarrolla periódicamente.Así nos mantiene informados –incluso- del estado de sus gestiones en el órgano de gobierno municipal y de la política que sigue la Asamblea, adonde lleva cada planteamiento, y pelea, en el mejor sentido de la palabra, la inclusión de problemas vitales que afectan a la colectividad, en el plan inversionista del municipio, porque a veces los escasos recursos de un país sometido a un férreo bloqueo económico impuesto por el gobierno norteamericano por más de cuatro décadas, obligan a esperar el momento oportuno para reparar los viales urbanos, la bodega o el Consultorio del Médico y la Enfermera de la Familia –tiene dos en el barrio-, por sólo citar algunos ejemplos.Y, como las sesiones de la Asamblea Municipal son públicas en tanto se pueden escuchar por el audio que coloca hacia el exterior de la añeja edificación que ocupa, muchos electores la hemos escuchado hacer proposiciones sobre cuestiones en las que dicho órgano de gobierno integrado por representantes de todas las localidades (circunscripciones) del pueblo, está facultado para adoptar acuerdos y ejercer su accionar a través del Consejo de la Administración en esa instancia.En representación del pueblo, que los promueve en elecciones democráticas supervisadas por los propios electores y que algunos de ellos ejecutan desde la Comisión Electoral de Circunscripción o como miembros de las mesas electorales, los delegados a la Asamblea Municipal en las sesiones ordinarias aprueban la designación o elección de los directores de todas las entidades de subordinación local, a los miembros del Consejo de la Administración y a los jueces profesionales y legos del Tribunal Popular Municipal. Y, cuando alguno de ellos falta a los principios que rigen la sociedad socialista que construye la nación cubana o incumple sus deberes funcionales, cualquiera de los delegados puede proponer su revocación, incluida la de los miembros profesionales o no de ese órgano gubernamental.Estas son las diferencias abismales entre el sistema del Poder Popular instaurado en Cuba desde 1976 y los gobiernos capitalistas que millones de cubanos vivimos. Hay otras, no menos trascendentales, como la imposibilidad de que queden impune hechos de corrupción que puedan manifestarse, pues si bien no vivimos en una sociedad perfecta, estos hombres y mujeres electos por el pueblo son quienes ponen y quitan a los funcionarios del gobierno y de la administración estatal y, poseedores de las mejores virtudes que los electores tuvieron en cuenta para elegirlos, se erigen también como guardianes permanentes de los valores que caracterizan al hombre nuevo que se forma en este proceso revolucionario irreversible e irrevocable. Isabel resultó electa nuevamente por su demarcación en las recientes elecciones de circunscripción para un nuevo mandato de dos años y medio. Amén del compromiso que asume con sus electores y con la Revolución, su reelección expresa igualmente el reconocimiento del pueblo a su consagración a la tarea que aceptó voluntariamente.
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