El canto de un pelo
El motor de las potentes locomotoras soviéticas TGM-8, que se emplean en la transportación de decenas de carros jaula cargados de caña para los centrales azucareros, comenzó a sufrir desgaste con los años de explotación. Poco a poco el parque de equipos se reducía y, aunque hoy son menos las industrias activas, el hecho comenzó a preocupar a los técnicos y directivos de las entidades ferroviarias del Ministerio del Azúcar, pues, amén de las limitaciones económicas para la compra de piezas de repuesto en la etapa de período especial que se desencadenó con la desintegración de la Unión Soviética, se le crearon también serias dificultades a nuestro país al paralizarse el suministro estable de estos recursos.Así fue como el ingeniero mecánico Marcos Antonio Hernández Gómez del Olmo, especialista principal al frente de la Unidad Económica Básica Ferroviaria del MINAZ en Sancti Spíritus, con sede en Tuinucú, comenzó a machacarse las neuronas hasta que ideó la tecnología para la recuperación de la tapa del motor de las locomotoras TGM-8, TGM-6 y TGM-4, con prioridad para las primeras.Faltaba una dificultad por vencer y el experimentado tornero A José Mesa Rodríguez, diseñó y construyó un plato de arrastre con autocentrado de precisión milimétrica, para montar la tapa y poderla maquinar en el torno modelo IM-63. “El plato criollo, de acuerdo con los parámetros del catálogo original del fabricante, sólo podía permitir un rango de oscilación de la pesada pieza de hierro de entre un sexto y un tercio de milímetro, algo así como el espesor de un pelo humano, y él logró ese nivel de precisión, lo que nos permitió el año pasado recuperar 80 de esas tapas, que posibilitó reparar 10 motores”, explicó el modesto hombre que durante los 40 años de labor en el sector azucarero ha hecho decenas de inventivas y dado soluciones tecnológicas a disímiles problemas.Cada máquina lleva ocho tapas y cada una de ellas tiene un valor de 1 200 dólares, cuando se consigue, pero al establecimiento ferroviario de Tuinucú llega con un recargo del 27 por ciento. Sin embargo, restaurarla aquí cuesta sólo 344 pesos en moneda nacional y actualmente tienen capacidad productiva para salvar una diariamente, con posibilidades de duplicar el ritmo si se incorpora el horno radicado en el T-16. Es un proceso complejo, según opina el ingeniero mecánico, que simplificadamente explica así: “Se coloca la tapa en un horno y cuando está a 300 grados de temperatura se realizan los cordones de soldaduras especiales con electrodos Super 2240, y se martillan sistemáticamente para darle una forma achatada. Esta primera fase la realiza el soldador A Joaquín Díaz Machado y en ella se emplea un inserto plano de acero CT-3, con vicelado de 17 milímetros con disco de fibra. Luego se apaga el horno y se deja enfriar la pieza durante toda la noche. Al siguiente día, se efectúa la prueba hidráulica con agua y aire a 10 kilogramos de presión para comprobar la hermeticidad de la tapa. Y finalmente se pasa al torno para su maquinado”.En la pasada zafra cuatro de las 17 máquinas con que cuentan los Ferrocarriles del MINAZ en la provincia, subordinados a la Empresa de Servicios Técnicos que se complementa con la base de talleres conocida por T-16, trabajaron con las tapas recuperadas. También locomotoras de la Empresas Azucarera Héctor Molina de La Habana y de la Empresa Ferroviaria Sergio González de Matanzas. Pero los componentes que se necesitan para la reparación general de una locomotora tienen un costo hoy de alrededor de 300 000 dólares cuando está muy deteriorada; sin embargo, en los talleres de Tuinucú se rescatan dos TGM-8, que deben estar listas para mediados de octubre, a un costo aproximado de 60 000 pesos en moneda nacional, pues ese colectivo fabrica y recupera el total de los compuestos de goma, todos los tornillos y pasadores, el dispositivo completo del sistema de frenos por aire y una amplia gama de agregados del motor. Sólo requieren la importación de los rodamientos, aros, metales, camisas y pistones y estos últimos, con la colaboración tecnológica del ingeniero Marcos Antonio Hernández, se experimenta su posible recuperación en la fundición y los talleres de la Empresa 9 de Abril del Ministerio del Azúcar, radicada en Sagua La Grande. El ingeniero muestra el plato de arrastre con autocentrado construido por el tornero José Mesa, que posibilitó recuperar las pesadas tapas.
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manuel gomez del olmo -
MANUEL GÓMEZ DEL OLMO -
manuel gomez -
MANUEL GOMEZ DEL OLMO -
manuel gomez del olmo -
manuel a. gomez del olmo -
Luis Herrera -
manuel gomez del olmo -
manuel gomez del olmo -
manuel gómez del olmo -