Sello de eminencia económica
La CPA La Reforma de Jatibonico, rentable desde su constitución en 1978, es una de las pocas del país que logra producir la tonelada de caña a un costo inferior a 22 pesos
Con la constitución de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) La Reforma en el noroeste de la Empresa Azucarera Uruguay, del municipio de Jatibonico, ocurren dos acontecimientos trascendentales en aquella región: en el ámbito social nace la comunidad de El Guayo, que actualmente cuenta con 186 viviendas y 517 habitantes; y en el plano económico se logra desde entonces que una unidad dedicada al cultivo de la caña de azúcar sea rentable.
La mancomunidad de bienes creada el 24 de febrero de 1978 por los campesinos independientes Domingo García (hijo), Domingo Dones y Luis Barrios sirvió de embrión al actual colectivo formado por 123 cooperativistas, Vanguardia Nacional en los últimos 13 años y abanderado de la ciencia y la técnica, al punto de que toda la cosecha de la gramínea es mecanizada, a cargo de tres combinadas KTP y 12 tractores con dos carretas cada uno, amén de que el buey se utiliza también, sobre todo en los cultivos varios, aunque la entidad debe priorizar más la tracción animal incluso en las labores de los cañaverales.
“La Cooperativa que surgió entonces abarca en la actualidad una extensión territorial de unas 1874,8 hectáreas (179 caballerías) de los mejores suelos de esta zona, donde la caña de azúcar se mantiene como el renglón fundamental, seguida de la ganadería, los cultivos varios y una pequeña área reforestada este año con árboles maderables”, explica Ariel Gómez Funes, el presidente.
“En la última zafra obtuvimos 35 toneladas por hectárea (40 100 arrobas por caballería) y para la venidera tendremos crecimiento otra vez. Es cierto que estamos lejos del rendimiento histórico de la CPA, que fue de 73 000 arrobas por caballería en el 89, pero si se mantienen los aseguramientos productivos sin fallar, a la vuelta de unos años debemos enmarcarnos en ese rango nuevamente”, sentenció.
A nuestra llegada, al filo del mediodía, los hombres y mujeres retornaban de los campos empapados en sudor. Entre ellos estaban los colosos de las combinadas cañeras que promedian a más de 16 000 arrobas por jornada durante la zafra: el joven Geovany Labrador García, mejor operador de la provincia en la última contienda, Jorge Luis Labrador Soto y el veterano Arquímides Cervantes Cervantes.
ECONOMIA SALUDABLE
“Pese a los bajos rendimientos cañeros, motivados por las prolongadas e intensas sequías de los últimos años y las limitaciones de recursos en esta etapa de período especial, el salario promedio mensual de los cooperativistas es superior a los 400 pesos; además, reciben una estimulación adicional de 11 Pesos Cubanos Convertibles, que en moneda nacional significan 275 pesos más”, manifestó Argelio Alvarez García, el económico, y a renglón seguido agregó:
“Producir una tonelada de caña le cuesta a nuestro colectivo 19.56 pesos, cuando el rango estipulado nacionalmente para figurar en el Movimiento por la Eminencia Económica es de 22 pesos; es decir, que en la producción principal el costo por peso está a 63 centavos y en las líneas agropecuaria y forestales es inferior aún, con un real de 57 centavos. Esto nos permitió obtener una ganancia cercana al medio millón de pesos en el balance anual que cerró en junio 30 del actual año”, argumentó.
A MANERA DE EPÍLOGO
Ricardo Luengo Cruz es miembro del Comité Nacional de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), organizador de la Junta Directiva de la CPA y delegado del Poder Popular en la Circunscripción No. 39 que tiene como asentamiento principal la comunidad El Guayo que -según dice- nació con la Revolución y cuenta con servicios básicos como la electricidad, consultorio médico de la familia, sala de vídeo, estadio de béisbol y acueducto. Allí acarician el sueño de reiniciar la construcción de viviendas de mampostería para sustituir las rústicas edificadas en los tres últimos lustros y pavimentar otra vez las calles del poblado, cuya superficie se afectó con la instalación de las redes de agua potable. “¿En qué zona rural de la América Latina y el Caribe los campesinos viven como nosotros?”, comentó, con una pregunta convertida en categórica respuesta.
Con la constitución de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) La Reforma en el noroeste de la Empresa Azucarera Uruguay, del municipio de Jatibonico, ocurren dos acontecimientos trascendentales en aquella región: en el ámbito social nace la comunidad de El Guayo, que actualmente cuenta con 186 viviendas y 517 habitantes; y en el plano económico se logra desde entonces que una unidad dedicada al cultivo de la caña de azúcar sea rentable.
La mancomunidad de bienes creada el 24 de febrero de 1978 por los campesinos independientes Domingo García (hijo), Domingo Dones y Luis Barrios sirvió de embrión al actual colectivo formado por 123 cooperativistas, Vanguardia Nacional en los últimos 13 años y abanderado de la ciencia y la técnica, al punto de que toda la cosecha de la gramínea es mecanizada, a cargo de tres combinadas KTP y 12 tractores con dos carretas cada uno, amén de que el buey se utiliza también, sobre todo en los cultivos varios, aunque la entidad debe priorizar más la tracción animal incluso en las labores de los cañaverales.
“La Cooperativa que surgió entonces abarca en la actualidad una extensión territorial de unas 1874,8 hectáreas (179 caballerías) de los mejores suelos de esta zona, donde la caña de azúcar se mantiene como el renglón fundamental, seguida de la ganadería, los cultivos varios y una pequeña área reforestada este año con árboles maderables”, explica Ariel Gómez Funes, el presidente.
“En la última zafra obtuvimos 35 toneladas por hectárea (40 100 arrobas por caballería) y para la venidera tendremos crecimiento otra vez. Es cierto que estamos lejos del rendimiento histórico de la CPA, que fue de 73 000 arrobas por caballería en el 89, pero si se mantienen los aseguramientos productivos sin fallar, a la vuelta de unos años debemos enmarcarnos en ese rango nuevamente”, sentenció.
A nuestra llegada, al filo del mediodía, los hombres y mujeres retornaban de los campos empapados en sudor. Entre ellos estaban los colosos de las combinadas cañeras que promedian a más de 16 000 arrobas por jornada durante la zafra: el joven Geovany Labrador García, mejor operador de la provincia en la última contienda, Jorge Luis Labrador Soto y el veterano Arquímides Cervantes Cervantes.
ECONOMIA SALUDABLE
“Pese a los bajos rendimientos cañeros, motivados por las prolongadas e intensas sequías de los últimos años y las limitaciones de recursos en esta etapa de período especial, el salario promedio mensual de los cooperativistas es superior a los 400 pesos; además, reciben una estimulación adicional de 11 Pesos Cubanos Convertibles, que en moneda nacional significan 275 pesos más”, manifestó Argelio Alvarez García, el económico, y a renglón seguido agregó:
“Producir una tonelada de caña le cuesta a nuestro colectivo 19.56 pesos, cuando el rango estipulado nacionalmente para figurar en el Movimiento por la Eminencia Económica es de 22 pesos; es decir, que en la producción principal el costo por peso está a 63 centavos y en las líneas agropecuaria y forestales es inferior aún, con un real de 57 centavos. Esto nos permitió obtener una ganancia cercana al medio millón de pesos en el balance anual que cerró en junio 30 del actual año”, argumentó.
A MANERA DE EPÍLOGO
Ricardo Luengo Cruz es miembro del Comité Nacional de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), organizador de la Junta Directiva de la CPA y delegado del Poder Popular en la Circunscripción No. 39 que tiene como asentamiento principal la comunidad El Guayo que -según dice- nació con la Revolución y cuenta con servicios básicos como la electricidad, consultorio médico de la familia, sala de vídeo, estadio de béisbol y acueducto. Allí acarician el sueño de reiniciar la construcción de viviendas de mampostería para sustituir las rústicas edificadas en los tres últimos lustros y pavimentar otra vez las calles del poblado, cuya superficie se afectó con la instalación de las redes de agua potable. “¿En qué zona rural de la América Latina y el Caribe los campesinos viven como nosotros?”, comentó, con una pregunta convertida en categórica respuesta.
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